Algo negativo en el amor.


Detrás de una experiencia amorosa negativa, están las respuestas a muchas de nuestras ilusiones y deseos. Las experiencias negativas que a veces estamos obligados a vivir en el amor, no son casuales. Nos llegan como mensajes para empujarnos a cambiar nuestra forma de ser, y nos aclaran la visión, que hasta aquel momento, teníamos de nosotros o de una persona y nos avisan que ha llegado el momento de replantearse las cosas.
A veces, nuestras elecciones nos llevan a tomar un camino en vez de otro y de consecuencia a obtener resultados diferentes. Siempre creemos que si logramos resultados positivos, sea la elección acertada y correcta. Y en este estado de dicha bajamos las defensas y nos relajamos para saborear al máximo el momento. Nuestra intuición se relaja, nuestro sexto sentido se adormece, y las campanas de alarma no suenan como antes. Entramos en un estado de rutina mental donde el pensamiento ya no se alimenta de los pequeños mensajes que antes nos llegaban como advertencias. Acunados por nuestra dicha, dejamos pasar el tiempo creyendo que ese placer sea eterno. Dejamos de comprobar si esa persona es auténtica o simplemente está recitando su papel. Estamos tan concentrados en satisfacer nuestro egoísmo por la elección realizada, que no valoramos si está con nosotros porque nos ama o solo porque nos necesita. Si sabe estar sola, si nos respeta, si nos dice la verdad, cuáles son sus valores… preguntas, y más preguntas, que dejamos de hacernos. Este error no nos lo podemos permitir si buscamos alguien que tenga realmente un valor, un peso, una sustancia, porque las consecuencias podrían ser desastrosas.
Siempre he pensado que cualquier elección lleva consigo las dos caras de la moneda y cada uno asume un tipo de comportamiento acorde con su persona.
Podemos decidir superarlas y no querer ser diferentes a como hemos sido. Continuaremos en nuestro camino sin haber aprendido nada. Podemos decidir olvidarlas lo antes posible. Pero incluso así no aprenderemos nada, excepto a acumular experiencias una sobre la otra como ladrillos. Podemos también decidir de hacer todo lo posible para no volver a caer en el mismo error. Pero incluso este comportamiento a la larga no nos sirve, porque nos lleva a vivir la vida como espectadores asustados. O bien… y es este el comportamiento que al menos para mí, es el adecuado, una vez superado el dolor de esa experiencia, intentar comprender por qué nos ha sucedido. Entender por qué nos hemos visto obligados por el destino a vivir esos momentos tristes y dolorosos lejos de lo que siempre hemos sido. Una vez admitido nuestro error en la elección de esta persona tener un comportamiento crítico y negativo hacia esa experiencia es una pérdida de energía que no nos aporta nada. Asumir sin embargo, un comportamiento más atento, más reflexivo y más honesto hacia nosotros mismos, nos lleva a madurar y a un grande cambio interior. Cambiar significa explorar sensaciones diferentes, tomar conciencia de lo que somos y de lo que hemos sido.
¿Qué hubiese pasado si hubiéramos continuado aquella relación de falso amor aceptando las diferencias que había para evitar el dolor de afrontar la verdad?
Aunque estamos constantemente obligados a recordar los detalles para poder contestar a nuestra pregunta, si conseguimos exprimir al máximo esa experiencia negativa, y entender el por qué la hemos vivido, le sacaremos tanto beneficio que al final daremos gracias al cielo que nos haya sucedido para salvarnos da cosas peores.
Desde mi punto de vista, es muy importante, no tener prisa por superarla, no esforzarse por olvidar, no obligarse a no recordar, no recurrir a todas las distracciones posibles, o tener comportamientos superficiales sustituyendo a la persona que nos ha hecho sufrir, con una que nos encaja en el momento, o que intenta consolarnos con sus palabras casi siempre de conveniencia. Los problemas más grandes llegan siempre a las personas que no saben estar solas. Demasiado disponibles, accesibles, fáciles. Y esto sucede porque no han sabido encontrar un centro dentro de sí mismas y confían en la opinión de los demás, en la compañía de los demás, en la presencia de los demás, quienquiera que sea o se presente.
He llegado a la conclusión de que quien no busca un espacio para sí mismo, que es la base de la reflexión, no se ama y no se aprecia, y recurre a los demás para confirmar su persona. Quien intenta desesperadamente de evitar el dolor, la desilusión, la tristeza o el sufrimiento del alma no solo no lo conseguirá nunca por mucha voluntad que le ponga, porque las cosas llegan sin pre aviso, sino que demostrará a sí mismo de no estar al altura de las circunstancia de la vida. Sin embargo tenemos que dejar fluir los pensamientos negativos tratando de transformarlos en positivos, y darnos el tiempo que necesitamos para regenerarnos. Vivir poco a poco, satisfaciendo nuestras exigencias personales saboreando los pequeños placeres de la vida y lo qué nos ha quedado de bueno de esa experiencia.Dar a nuestra alma el alimento con el que se nutre, una verdad humilde honesta y sincera.
Solo así encontraremos la fuerza para poder cambiar aquello que puede cambiarse, la sabiduría de aceptar lo que no se puede cambiar, pero sobre todo, la inteligencia de poder distinguir la diferencia entre una y otra.
Y el alma pregunta.

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Acerca de samuele-beni abram

Algo sobre mí No me gusta hablar de mí mismo, para venderme, hacerme publicidad o intentar resultar simpático a los demás. Nunca he buscado la aprobación de todo el mundo sobre lo que soy, sobre lo que escribo o lo que pienso. Prefiero darme a conocer y revelarme a las personas que tienen dentro de sí el deseo y la inquietud de acercarse a mí a través de mis escritos. Entre las líneas de lo que escribo, a un alma sensible le será fácil entender el carácter, la personalidad, e incluso una pequeña parte de aquello que vive dentro de mi océano interior. Escribir para mí es más que un placer, es una necesidad, dar forma a mis pensamientos me hace sentirme parte de algo. A veces escribo para expresar el dolor, la tristeza, el amor, el miedo, la incertidumbre, la duda… que vive dentro cada ser humano, otras simplemente para comunicar mi visión de la vida. Espero solo que lo que escribo encuentre un lugar en vuestros corazones; sería para mí el mejor regalo que pudiera recibir. Samuel beni- Abram
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